domingo, 24 de octubre de 2010

Descubrimiento: Disney Channel

Al irse mi madre a EEUU a visitar a su prima y mi hermano trabajar por las noches en una cafetería (de momento, nunca sabes cuando pueden despedirte) todas las noches ceno sola (bueno, acompañada de mi perrito, que tan simpáticamente se sienta en una silla a mi lado, como una persona... llamadme rara pero le he enseñado a comer en la mesa y mancha menos que mis primas pequeñas cuando hacen el guarro con la comida). No es que me moleste cenar sola, todo lo contrario, sola soy una persona más feliz, como a mis horas, (yo me lo guiso yo me lo como) a mi ritmo y con el canal de TV que quiera.



Y aquí viene mi descubrimiento, en la TV. Para desayunar ni me molesto en poner la televisión, me agobia (sí, una estudiante de Comunicación dice que la TV le agobia) y además soy de las personas que nada más levantarse revisa el correo y las diversas redes sociales a las que pertenezco. A la hora de comer, suele haber lo típico, telediarios y más telediarios, o los finales de los programas matinales o el comienzo de los programas ligeros de por la tarde, depende de la hora a la que coma. Hasta aquí es soportable. Pero llega la noche, cansado de estudiar o trabajar o ambas cosas durante todo el día, te haces la cena, pones la tele y...¿qué pongo?
Entre semana en cuatro hacen el hormiguero, que esta bien, me hace pasar un buen rato, pero solo es de lunes a jueves... ¿y que hago el viernes, sábado y domingo? La televisión por la noche esos días es un desastre en mi opinión... programas del estilo DEC o Sálvame o Belenadas varias, películas repetidas... se me quitan las ganas de comer.
Se que los viernes hacen buenas series en la sexta, de criminología al estilo CSI, pero a veces son capítulos repetidos, y me desespera cenar y no tener la compañía de algo que me distraiga en la TV. Así que hace unas semanas, haciendo zapping (ese verbo tan bonito...) paré en la cadena de Disney Channel de la TDT. Plop! mi mundo se iluminó bajo el sonido de Hannah Montana y los Jonas Brothers (vas a ver como van a aumentar las visitas al blog solo por poner estos nombres). A ver, exagero cuando digo que "mi mundo se iluminó" ya que no soporto las películas de adolescentes que cantan en cualquier situación mientras se marcan coreografías de infarto (no, no me comparéis esto con Glee, en Glee la selección musical tiene calidad).

No se como explicar el efecto que tiene esta cadena sobre mi, es como volver a cuando era pequeña y la serie de Sabrina, o Dawson crece me parecían anestesiantes. Es una sensación muy rara, me pongo delante de la pantalla y puedo verme series y series de este tipo, que mi cerebro entra en un estado de relax superior. Chicos y chicas monisimos por el instituto, esos institutos limpios, impecables, donde la gente va a clase, y aún tienen tiempo de hacer amigos, bailar y cantar. Donde la gente entiende que es la amistad y no se meten con nadie. Es un mundo tan irreal que me absorbe. Debe de ser porque mi época de instituto fue tan diferente a esas series que hasta me gustaría repetir y que fuera así de utópico todo.

Este tipo de programación (menos cuando meten los culebrones sudamericanos de chiquillos, eso no lo soporto) es la ideal para pasar el fin de semana relajadamente en mi caso. No preocupaciones, no estrés, problemas que se resuelven poniéndote una peluca, cantando y bailando... O llamando a Selena Gómez, que en Camp Rock 2 es la que manda.

Por cierto, a causa de mi reciente afición a este canal, de vez en cuando echan videoclips de la tropa de Disney, y ahora no dejo de escuchar canciones de esta gente por todas partes, mi prima pequeña está encantada conmigo, y mis tíos me miran como si hubiera perdido la cabeza, pero no importa.

Y ahora, a por las películas de High School Musical y compañía!!! (Después del ciclo de superhéroes que he decidido cultivar).

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