Llueve. Lleva unos días lloviendo. Más bien una semana. El sol casi no se atreve a salir para secar las calles, parece que las nubes lo intimidan. Pero mejor así, a mi me molesta el sol en los ojos cuando voy por la calle. Los días nublados no tienen por qué ser días pesimistas, la lluvia es bonita, deja un efecto precioso en las plantas, parecen diamantes que brillan. El olor que deja la lluvia sobre la tierra es único. La luz reflejada en los charcos es preciosa, como el espejo de una princesa, que refleja las cosas más bonitas. Quedarse mirando un charco y ver cómo pasan las nubes si hace un poco de aire es relajante, aunque hay que tener cuidado con el aire y los constipados. Ahora que llega más el frío, la gente ya saca los abrigos, y si os fijáis, usan ropa más oscura, imagino que siguiendo la moda. A mí me gusta, queda divertido ver a todo el mundo enfundado en chaquetones, los hay tan variados. Los niños sobretodo son los más graciosos, parecen bolitas con patitas. Además, cuando eres pequeño, la lluvia te gusta, te gusta mojarte aunque tu madre te diga que te metas bajo el paraguas, te gusta saltar en los charcos con las botas de agua para salpicar. ¿Por qué ahora no lo hacemos? “Los adultos no hacen esas cosas”, seria la contestación de la mayoría. Pues los adultos son muy aburridos entonces. Sosos, seguro que más de una vez han pensado en saltar sobre un charco y se han reprimido, por el qué dirán, por cómo les mire la gente, son adultos, eso queda feo…
Más de una vez me han dado ganas de hacerlo, de chafar un charco, de quedarme bajo la lluvia viendo como llueve, aunque seguro que si llego a casa con los pantalones manchados de barro a mi madre no le haría gracia… Pero algún día lo haré (algún día que no me de rabia mojarme el pelo y la ropa), ¿Y sabéis que haré si alguien me mira mal? Me reiré en su cara, porque lo más probable es que esa persona esté deseando hacer lo mismo, seguro que el niño de dentro le está llamando a gritos, pero por culpa de aquello que pensaran los demás, lo ha encerrado para siempre bajo un montón de rejas, para asegurarse que no salga. Sin embargo pienso que no hay que encerrar a esa niña de dentro, al igual que no hay que reprimir la imaginación bajo los tópicos e ideas de los adultos, eso te convierte en alguien aburrido. ¿Y no es divertido verdad?
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