viernes, 6 de noviembre de 2009
Cuento I
...Y a aquella mariposa se le rompieron las alas.
Ese día era un dia muy especial, pues esa mariposa sabía que ese día comenzaba a vivir. Era la primera vez que volaba con lo cual sus primeros pasos fueron algo torpes pero tal era sus ganas de sentirse viva que se esforzó y al poco tiempo disfrutaba completamente de su libertad. Era una mariposa feliz,... ¿se puede decir que algo tan efímero tenga tiempo de sentir felicidad? este fue su caso. Pero claro, las cosas buenas són como la vida de la mariposa, efímeras, y llegó un día en el que a esa mariposa se le rompieron las alas... ¿Por qué? pensaba ella. Su vida no habia hecho nada más que comenzar y ¿ya llegaba a su fin? ¿había hecho algo malo?...
La mariposa comenzó a morir por dentro. Ya no podía volar y su vida era peor que cuando no tenia alas, peor porque ella antes no conocía la libertad, y ahora que ya la conocía, que conocía lo que era ser feliz, no lo tenía. Esa mariposa va muriendo despacio, como una tortura, cada día que pasa llora y está más triste. Duerme todas las noches llorando, mientras recuerda el tiempo en el que ella tenía alas. Ya ha perdido la esperanza de recuperarlas de nuevo, ¿Volvería a sentirse como esos días? ella piensa que ya es demasiado tarde.
Recordará todos los días, y nunca olvidará su felicidad en esos hermosos momentos cuando ella notó lo que era ser feliz, haber cumplido el sueño que quería. Y nunca lo olvidará porque esos días merecen ser recordados infinitamente, esas sensaciones merecen un sitio privilegiado en su interior, a salvo, y no olvidarlas nunca, no dejar que se deshagan e intentar sacar valor y fuerzas por si algún día remoto o en otra vida vuelve a lucir las hermosas alas de aquellos días perfectos.
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